Puerto Williams: La joya culinaria subantártica al final del mundo

Más allá de sus impresionantes paisajes, este pequeño poblado de menos de 2.500 habitantes se está convirtiendo en un epicentro gastronómico que invita a la exploración. Aquí, cada plato cuenta una historia, y cada bocado rinde homenaje a la naturaleza indómita del extremo sur del mundo.

Puerto Williams, una remota localidad enclavada a orillas del majestuoso canal Beagle, está emergiendo como un centro gastronómico único en el planeta, gracias a la visión que hoy lidera, Roberto Beltrán Peña, gerente y chef de Worus Gastronomía Subantártica. En este lugar austral, donde el viento parece ser el único testigo, se está forjando una propuesta culinaria que sorprende tanto por su autenticidad como por la utilización de los productos naturales del sector.

«En Wurus contamos con el bar más austral del mundo, donde desarrollamos una gastronomía basada en los ingredientes que encontramos en esta área única del planeta», destaca Beltrán Peña. Desde hace años, su equipo está dedicado a diferenciar especies y probar técnicas culinarias innovadoras para realzar los sabores subantárticos. «Nosotros llevamos años diferenciando especies, probando con ellas, haciendo diferentes técnicas de cocción para llevar a cabo platos gastronómicos de calidad», explica.

La cocina subantártica de Puerto Williams se nutre de ingredientes locales que incluyen peces de profundidad, crustáceos, bivalvos, algas, hongos, líquenes, hierbas, árboles y frutos endémicos. Según Beltrán Peña, «hemos recopilado mucha información de todos estos productos, y con esa información hemos desarrollado nuestro propio estilo de cocina».

El restaurante, una verdadera obra de arte en sí mismo, está completamente decorado con elementos locales. «Cada rincón está ambientado con especies de árboles de la zona, adornos y lámparas elaboradas por la comunidad. Las mesas son bilingües, un homenaje a los árboles locales», comenta Beltrán. El lugar no solo ofrece una experiencia culinaria, sino un viaje sensorial que se enriquece con la presencia de piedras y artesanías de la zona, junto con una coctelería elaborada a partir de ingredientes autóctonos.

Este espacio se convierte en un refugio para quienes buscan una experiencia gastronómica auténtica, que incluye carnes locales, mariscos, plantas y hongos de la región. «Queremos que el resto del mundo tenga la oportunidad de probar los ingredientes que nosotros, de niños, no tuvimos la oportunidad de disfrutar», expresa Beltrán Peña. La misión del restaurante va más allá de la buena comida, pues buscan fomentar una economía circular, abasteciéndose con más del 50% de productos locales y apoyando a los proveedores de la isla, especialmente a los agricultores que de a poco empiezan a surtir con hortalizas frescas el territorio.

La experiencia culinaria es un reflejo de los sabores del fin del mundo, donde los comensales pueden disfrutar de platos que difícilmente se encontrarán en otro lugar del planeta.

«Los esperamos para vivir esta experiencia única, rodeados por el ecosistema que nos rodea, acompañado del canto de las aves y el susurro del canal Beagle. Un placer que solo puede ser disfrutado aquí, en el rincón más austral del planeta», concluye Beltrán Peña.

Sin duda, Puerto Williams está llamado a ser no solo un destino turístico, sino un referente de la gastronomía subantártica, ofreciendo a sus visitantes una experiencia culinaria y sensorial que refleja el alma de esta región.

Al llegar a Puerto Williams, la ciudad más austral del mundo, el paisaje salvaje que se extiende a lo largo del canal Beagle te deja sin aliento. Los picos nevados de la cordillera Dientes de Navarino asoman como centinelas de este rincón subantártico. Pero aquí, en el confín del mundo, comienza un viaje sensorial a través de los sabores de la gastronomía subantártica.

La gastronomía subantártica se basa en el uso de ingredientes locales cuidadosamente seleccionados, que incluyen una amplia variedad de productos autóctonos del extremo sur del mundo. Entre ellos, destacan los peces de profundidad, crustáceos y bivalvos que aportan frescura y singularidad a los platos marinos. Asimismo, algas y hongos endémicos, junto a líquenes y hierbas, se incorporan para dar texturas y sabores únicos que conectan con la naturaleza de la región. Los árboles y frutos propios del ecosistema subantártico también forman parte de esta propuesta culinaria, creando una cocina que honra el entorno local y rescata la tradición con técnicas modernas.

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