Editores adoptan un código abierto

Fuente: Nieman Lab

«En 2024, veremos a más editores abandonar los sistemas cerrados en favor de productos que no se ajustan al capricho de los ejecutivos de Silicon Valley».

Extracto por Dana Lacy

Los editores son más escépticos que nunca, y deberían serlo. Después de un año particularmente duro de verse perjudicados por las grandes empresas tecnológicas, los editores se verán obligados a desarrollar estrategias para reducir su dependencia de las empresas tecnológicas. Finalmente, verán el software de código abierto como una ventaja competitiva y la forma más barata de mantenerse al día con el ritmo de la innovación. Explorarán formas de utilizar la tecnología de código abierto para combatir la desinformación, personalizar el contenido y llegar a nuevas audiencias aprovechando la experiencia global.

Los editores siempre han tardado en adoptar la tecnología y, a menudo, no están preparados para adoptar ideas emergentes. Ha habido algunos intentos honorables por parte de los editores de crear y licenciar sus propias tecnologías de redacción, pero la mayoría finalmente descubrió que no pueden competir con las empresas tecnológicas de rápido movimiento. A principios de este año, Vox Media anunció que cerrarían Chorus, su CMS casero, y que ya no otorgarían licencias para las salas de redacción. (Ver también: Kinja de Gawker y Zeus de WaPo).

 

El código abierto como concepto no es nuevo; ha existido de alguna forma desde la década de 1950. Otras industrias han construido negocios masivos con código fuente abierto, como la NASA, Microsoft y AWS de Amazon. Al hacer que el software sea de código abierto, permite que cualquiera pueda crear su propia versión de este. Cuando los ingenieros pueden aprovechar el código que ya tiene los problemas resueltos, pueden concentrarse en imaginar algo mucho mejor que el original. Por ejemplo, Firefox lo crean miles de personas en todo el mundo y WordPress tiene más de 60.000 complementos de código abierto creados por una comunidad de desarrolladores de 20 años.

No se trata sólo de las grandes empresas: los proveedores externos se enfrentarán al mismo escrutinio. En 2024, veremos a más editores abandonar los sistemas cerrados en favor de productos que no se ajustan al capricho de los ejecutivos de Silicon Valley. Afortunadamente, el auge de plataformas de código abierto como Mastodon ha ayudado a desmitificar el potencial de la tecnología colaborativa en las salas de redacción. Hay mucho que aprender de proyectos como OpenNews, una red de desarrolladores, diseñadores y periodistas que colaboran en tecnologías de periodismo abierto. Y, lo mejor de todo, los editores ya no tendrán que restringir la innovación a un pequeño grupo de empleados y esperar lo mejor.

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